martes, 7 de octubre de 2014

GEOMETRIA SAGRADA

La forma del vacío


Toda la creación se puede explicar a partir de la figura del tetraedro, es decir, la pirámide, en este caso, de base triangular.

Dos tetraedros unidos, masculino-femenino, conforman la estrella de David y la multiplicación de tetraedros hasta 64 (el número de codones del ADN y el número de hexagramas del I Ching) nos conducen hasta una figura representada en todas las tradiciones espirituales llamada La Flor de la vida.

Dentro de esa matriz, encontramos una forma geométrica llamada “matriz isométrica de Buckminster Fuller”, el descubridor de un isótropo en un meteorito cuya geometría ha dado lugar a las casas modelos domo, etc.


A esa matriz isométrica se le ha llamado “vector en equilibrio”. (Por ejemplo: las casas fabricadas con este modelo realmente tienen el poder de restablecer la energía porque reproducen el equilibrio cósmico).


La vida sigue este mismo modelo pues la célula huevo o cigoto se divide en dos, y después en cuatro y ocho esferas y así sucesivamente hasta 64, que es el mismo número de codones de la molécula del ADN.


El código binario reproducido en el Tao (el yin y el yang) se puede encontrar también en la informática, que sigue esta progresión en las memorias RAM de 64-128-256-512 megahertzios o en las propias memorias USB.
Incluso en el I Ching podemos hallar estas progresiones y demostrar geométricamente que el antiguo oráculo chino es más que eso, de hecho es un plano del Orden Cósmico. Por ejemplo: los dos hexagramas primarios, tierra (Chien) y cielo (Kun), compuestos de seis trazos partidos y seis trazos enteros, respectivamente, son la única manera de construir la estrella de David en 3D (2 tetraedros opuestos y complementarios).

Dos tetraedros en tres dimensiones (3D) suman 12 lados, añadiendo tetraedros por el sendero de la geometría sagrada nos lleva al 24, 36, 72 y, por fin, al 144, el número de la revelación, que aparece en el Apocalipsis y que la tradición recoge como que 144.000 despiertos son los necesarios para la llegada de la Luz. Según otros eruditos, cuando la conciencia vibra a 144 hertzios (Hz) es la frecuencia del despertar (o de la condición normal de la conciencia y del cuerpo).

En fin, hay mucho información al respecto y muchas interpretaciones, algunas muy profundas y otras un poco descabelladas.

Lo cierto es que la relación entre geometría y creación, entre la forma y el vacío está demostrada por la observación y por la experiencia subjetiva a través de la práctica de zazen, que es la postura de meditación zen.

Curiosamente, la figura geométrica de la molécula del agua es un tetraedro, que funciona como un transductor de la información del vacío.

Por otra parte, el agua es el único elemento que se expande al enfriarse y se contrae al calentarse, es decir, que tiene una estructura termodinámica diferente, y se refleja en su geometría al enfriarse, concretamente hexagonal, como demostró Masaru Emoto mediante sus experimentos con agua helada. El copo de nieve es un vector de equilibrio hexagonal, es un fractal (ver: La geometría del universo y La forma y la conciencia del universo ).

Entonces, la expansión es una esfera. Las ondas electromagnéticas se propagan de forma circular, lo que percibimos e interpretamos como una onda, no es más que la parte visible (la mitad) de la esfera que gira. Es igual para una ola.

Al colocar la estrella de seis puntas (2 tetraedros) dentro de la esfera, nos encontramos que ambas bases se encuentran a los 19º47´de latitud, exactamente la misma latitud donde están todos los volcanes y las pirámides más importantes de nuestro Planeta… y de otros, como en Marte y Jupiter, hay mucha información sobre este tema en la web.

Según el científico Nassim Haramein, los volcanes son agujeros negros, es decir, puertas dimensionales, por eso hay muchos ovnis y otros fenómenos en esas zonas.
Colocando dos tetraedros enfrentados dentro de la esfera, como en la estrella de David, nos encontraremos con dos latitudes simétricas donde se concentra una gran actividad energética y ocurren fenómenos aún no explicables por la ciencia, y esto no sólo en la Tierra, sino en todos los Planetas.
Todo en el universo está formado siguiendo esta geometría.

Por ejemplo, en esa latitud, se encuentran los volcanes más activos de Hawai y la ciudad de Teotihuacan. Los anillos de Saturno y Júpiter también cumplen con esto y se ha fotografiado el Polo Norte de Marte encontrándose un hexaedro, es decir, una entrada a su parte interna. El Polo Sur de Saturno es un enorme vórtice que parece estar absorbiendo energía como un agujero negro, lo que lleva al centro del planeta. Todo ello también se cumple en el Sol: las mayores llamaradas solares están en el 19’47 latitud Norte y Sur, también.

8 estrellas de David en tres dimensiones, cada una conteniendo 8 tetraedros, generan una figura que irradia la esfera y que es la estructura del vacío por medio de los fractales.

“El vacío contiene el infinito, una forma fractal de lo pequeño y de lo grande.

"El vacío genera la realidad y la realidad refleja la estructura del vacío”.

La estructura del vacío es una figura llamada matriz isométrica donde los vectores isométricos generan el equilibrio. Es la ya mencionada matriz isotrópica de vectores de Buckminster Fuller, que está representada en las ruinas de Teotihuacan, en Méjico. Contiene 20 tetraedros (el número de sellos solares del calendario maya) y que podría tomarse como un “mapa matemático fundamental del universo”. Una matriz isotrópica unida con otra (como en la estrella de David), generan una esfera perfecta, que crea un vector en equilibrio perfecto en el interior. Esa es la unión de macho-hembra, la armonía del yin y del yang. El tao.

Esa es la estructura del vacío y allí estaría la clave para llegar a la Energía Libre, o energía del punto cero (ilimitada y universal) y cuya clave reside en la geometría: 64 cubos de tetraedro son la estructura del vacío.

“La parte en expansión es el círculo, la de contracción, la semilla de la vida, el tetraedro. El centro, el agujero negro, es lo que hace que todo gire. Cuanto más hacia el centro uno vaya, más radiación tendrá. Hay una relación entre el colapso gravitatorio interno y la radiación electromagnética generada.

La geometría del colapso debe ser el menor volumen geométrico posible, y este corresponde al tetraedro. Esa es la estructura del vacío y el camino hacia el potencial infinito de energía y gravedad. En el equilibrio entre uno y otro, está el Ser.

Un equilibrio que, incluso geométrica y matemáticamente, nace de los movimientos de sístole y diástole del cosmos, contracción y expansión, inspiración y exhalación, flujo y reflujo, correspondientes respectivamente a la gravedad (curvatura del espacio-tiempo) y a la radiación electromagnética de todo lo creado.
Nuestro sistema solar se encuentra en un brazo de la galaxia, bajando y subiendo a través del ecuador de la galaxia, recibiendo constantemente la radiación electromagnética de otros soles.
El Universo que observamos es finito, limitado, pero en cambio, su interior es infinito e ilimitado y la clave para entenderlo son los fractales. Estas son figuras geométricas que se repiten con una ligera variación y un poquito más (o menos) de tamaño.

“Todo se mueve a la velocidad de la luz, incluidos los átomos. Nosotros también nos movemos a la velocidad de la luz. La tierra rota a gran velocidad y gira a más velocidad aún alrededor del sol, que a su vez todavía mucho más rápido gira alrededor del centro de la galaxia, que gira junto a otras galaxias, etc.
Pero en realidad "no hay movimiento, lo que hay son fluctuaciones”.

Tenemos la idea de una continuidad sin fisuras, porque nuestros cerebros se encargan de manera eficiente de editar el material que recibe. Pero todo en el universo se desplaza de a saltos cuánticos. El tiempo como entidad no existe.
El Universo expande energía en el vacío que luego se curva para generar la gravedad.

El Universo es fractal.

Cada parte contiene la información del todo. Como es arriba es abajo. El universo crea las cosas a su manera. Un átomo, una célula, un planeta, un sol, una galaxia. Todos surgen de la misma fuente original.

Siguiendo esta observación podemos deducir que si el centro de nuestra galaxia (y por ende de otras también) es un gran agujero negro, también el centro del Sol y de la Tierra y como nosotros estamos hechos a imagen del universo, siguiendo la misma geometría, tenemos nuestro propio agujero negro, de hecho el interior de cada célula es un agujero negro.

La forma y la conciencia del universo


Los campos de energía en el universo, y en el ser humano como extensión de él, se estructuran en formas geométricas definidas, la geometría sagrada, (post del 4/9/10).

El universo tiene diferentes niveles de organización, y como vimos, la dinámica de esta organización son los fractales.
De manera que la diferencia entre un átomo y una galaxia es que corresponden a diferentes niveles o escalas dentro de esta organización. Desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande.
La física actual trata de unificar estos dos dominios o niveles, mediante una "teoría del todo”, un puente de unión entre la mecánica cuántica y la física relativista. Y hasta ahora no lo consigue, las matemáticas de una no describen a la otra. Para la ciencia actual la fuerza de gravedad y la fuerza electromagnética no son todavía conciliables.

Pero si observamos con mayor amplitud esto, nos daremos cuenta que el error consiste en no tomar en cuenta la dinámica fractal del universo.

Obviamente, la física siguiendo el método “científico”, no considera al universo como un “todo”, si no que analiza sus partes por separado. Un universo sin conciencia ni inteligencia y el ser humano ocupando un lugar aparte, como un observador privilegiado.

Evidentemente, cambiar esta mentalidad lleva tiempo y generaciones, sobretodo porque la ciencia mayormente trabaja para la tecnología y esta representa siempre fuertes intereses que se resisten al cambio y a la transformación.

Diferentes niveles de organización
Cuando morimos, ni uno solo de los átomos que componen nuestras células se pierde, simplemente pasan a otro nivel de organización. Serán reutilizados, formarán nuevas moléculas, se transformarán en materia, células, probablemente otro organismo vivo, o quedarán disponibles para un nuevo ensamblado. Un verdadero reciclado cósmico.

Nuestros átomos son miniagujeros negros.

Los agujeros negros fueron primero postulados teóricamente y luego descubiertos como fenómenos cosmológicos, a partir de estrellas que colapsan.

Una estrella corriente, como nuestro sol, conserva su tamaño normal gracias al equilibrio entre una altísima temperatura central, que tiende a expandir la sustancia estelar, y la gigantesca atracción gravitatoria, que tiende a contraerla y colapsarla.

Si en un momento dado la temperatura interna desciende, la gravitación se hará dueña de la situación. La estrella comienza a contraerse y a lo largo de ese proceso la estructura atómica del interior se desintegra. En lugar de átomos habrá ahora electrones, protones y neutrones sueltos. La estrella sigue contrayéndose hasta el momento en que la repulsión mutua de los electrones contrarresta cualquier contracción ulterior.

La estrella es ahora una «enana blanca». Si una estrella como el Sol sufriera este colapso que conduce al estado de enana blanca, toda su masa quedaría reducida a una esfera de unos 16.000 kilómetros de diámetro (su diámetro actual es de 1.390.000 km), y su gravedad superficial (con la misma masa pero a una distancia mucho menor del centro) sería 210.000 veces superior a la de la Tierra.

En determinadas condiciones la atracción gravitatoria se hace demasiado fuerte para ser contrarrestada por la expansión electromagnética. La estrella se contrae de nuevo, obligando a los electrones y protones a combinarse para formar neutrones y forzando también a estos últimos a apelotonarse en estrecho contacto. Esta estructura neutrónica forma una «estrella de neutrones», que podría albergar toda la masa de nuestro sol en una esfera de sólo 16 km de diámetro. La gravedad superficial sería 210.000.000.000 veces superior a la de la Tierra.

Continuando este proceso, la gravitación puede superar incluso la resistencia de la estructura neutrónica. En ese caso ya no hay nada que pueda oponerse al colapso. La estrella puede contraerse hasta un volumen cero y la gravedad superficial aumentar hacia el infinito.

La luz emitida por una estrella ordinaria como el Sol pierde muy poca energía. La emitida por una enana blanca, algo más; y la emitida por una estrella de neutrones aún más. A lo largo del proceso de colapso de la estrella de neutrones llega un momento en que la luz que emana de la superficie pierde toda su energía y no puede escapar.

Un objeto sometido a una compresión mayor que la de las estrellas de neutrones tendría un campo gravitatorio tan intenso, que cualquier cosa que se aproximara a él quedaría atrapada y no podría volver a salir. Es como si el objeto atrapado hubiera caído en un agujero infinitamente hondo y no cesase nunca de caer. Y como ni siquiera la luz puede escapar, el objeto comprimido será negro. Literalmente, un «agujero negro».

Teniendo en cuenta las polaridades del universo, si existen agujeros negros, entonces deben existir agujeros blancos (sus opuestos), en los que la materia (y la luz) no puede permanecer en su interior indefinidamente y es arrojada al exterior violentamente (al exterior del horizonte de eventos).

Por otro lado, un agujero negro y uno blanco trabajando en conjunto formaría un agujero de gusano, uno entraría por el negro y saldría expulsado por el blanco.

Actualmente los científicos tratan con grandes aceleradores de partículas de recrear los agujeros negros a nivel subatómico, buscando siempre una teoría que unifique todo.

Incluso Stephen Hawking describe a las partículas subatómicas como diminutos agujeros negros. Pero evidentemente con la misma metodología “científica” , y de esa forma siempre va a faltar algún elemento de esta dinámica, como por ejemplo los fractales. Que son los que nos permiten comprender la forma en que el universo se organiza…

...simplemente en escalas de distinto tamaño.

Por ejemplo, las células que componen nuestro cuerpo, están rodeadas por una membrana plasmática de lipoproteínas, que es como el horizonte de sucesos.
Lo interesante es que esta membrana vibra, la oscilación es de 10 elevado a la 11 Hercios. Esta es una frecuencia elevadísima, que genera una cantidad enorme de energía y cumple todos los requisitos para formar un agujero negro (Schwarzschild).

Teniendo en cuenta la frecuencia y el radio de la célula, si la colocamos en un gráfico que vaya desde una partícula subatómica hasta la estrella más grande, la célula biológica se ubicará en el medio de esta gráfica.
Es interesante. Somos el trazo de unión entre estos extremos, entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Lo que unifica el todo.

La distancia entre estos diferentes niveles sigue una proporción definida por el número áureo, y esta mísma proporción se encuentra en todas partes en la naturaleza.
Es la misma proporción que utilizó Kepler para la ley de escalas del sistema solar y lo hizo utilizando figuras geométricas.

Estas proporciones y geometrías eran conocidas por sabios y alquimistas en la antigüedad y hay pruebas de esto en la arqueología y otros testimonios de las civilizaciones antiguas.

La geometría del vacío genera todos los niveles de la escala.

Cada límite es una resolución de la estructura fractal, desde la más pequeña partícula hasta una galaxia.
Y en el cuerpo humano las células se multiplican de este modo también y se autoorganizan siguiendo la geometría específica de la estructura del vacío. Y en un principio estas células, todavía indiferenciadas, llamadas células madre totipotenciales, ya que cada una contiene toda la información para crear a un ser humano, se irán diferenciando en las sucesivas divisiones, formando así células epiteliales, músculares, óseas, neuronas, etc., y estas se irán organizando en diferentes niveles: tejidos, órganos, sistemas y aparatos.

Estamos hechos de material cósmico y a la manera exacta del universo.

Somos una extensión del espacio, una forma surgida del vacío. El universo que se observa a si mismo en una experiencia humana. Y esta retroalimentación, este flujo de información y energía de ida y vuelta que permanentemente crea la realidad, es en esencia el universo aprendiendo sobre si mismo.
Y como vimos en el post anterior, podemos resumir todo en la dinámica conjunta de 2 fuerzas, una hacia adentro que contrae, y la otra hacia fuera que expande. Gravitación-electromagnetismo y la retroalimentación entre ambas.
Comprender esto con la totalidad del ser significa realizar que fundamentalmente nuestro cuerpo físico es solo uno de los tantos niveles de organización, pero también somos energía y luz. Un cuerpo espiritual que nos conecta con todo. El cuerpo mismo del universo.

Somos la forma y la conciencia del universo.

Estamos hechos a partir del vacío y nuestro cuerpo refleja esta forma.

Las posturas que adopte el cuerpo físico nos permitirán experimentar las diferentes dimensiones del ser, distintos niveles vibracionales de esta organización universal, tetraedros y esferas.

La geometría del vacío infinito de la que surgen todas las formas es la postura zazen.


la geometría del universo


Cada punto del espacio contiene la potencialidad de contener toda la información en él.
Pero, ¿como es posible que algo que no poseé dimensiones, contenga al infinito?
Para los antiguos egipcios los movimientos de la creación comienzan con un punto central conceptual: el ojo de Horus, desde donde sale la flor de la vida, cuyo fruto es el universo.
El punto es la referencia para saber que existe el movimiento, en él comienza su geometría sagrada, creando el primer espacio virtual del universo; un triángulo equilátero, que es la base del tetraedro, el primer sólido puro hecho de información y conciencia, la forma masculina primaria de todo lo creado.
Este proceso se multiplica en todas las direcciones, creando un espacio virtual referenciado en sí mismo que comienza a girar alrededor del punto de origen (el ojo de Horus), surge así el principio femenino: la esfera. Un espacio pasivo, sin tensiones, con todos sus puntos referenciados al centro, al ojo de Horus. La esfera lo contiene todo, todos los volúmenes y formas, es una expresión de unidad, de totalidad, e integridad. Ninguno de los puntos en su superficie es más importante que el otro y a todos se llega de igual manera desde su centro de fuerza y energía, que los origina a todos. Los átomos, las células, los planetas y soles, todos reproducen esta forma circular de unidad y potencialidad.

La primera esfera contiene los cinco modelos de poliedros regulares, los llamados: sólidos platónicos, con todos sus ángulos y lados iguales. Platón aprendió la geometría sagrada de maestros egipcios.

sólidos platónicos
Estos poliedros son la base, los ladrillos, sobre los cuales está construido el universo.

Entonces el espíritu, desde el centro, realiza su primer movimiento y se desplaza hasta los límites de la esfera y genera otro tetraedro que comienza a girar y forma un nueva esfera. Visto en un plano frontal, es decir en 2D, esta nueva figura se llama: vesica piscis.

Los egipcios creian que del ojo formado por la intersección de las 2 esferas, salián los números, las letras, los 7 sonidos fundamentales y todas la sabiduría de la creación. Esta figura oval puede contener exactamente en su interior 2 triángulos equilateros que al ser rodeados (contenidos) por un rectángulo son la base de la proporción aurea, la divina proporción, esta proporción fue usada en todos sus templos, para relacionar las 3 dimensiones entre sí y a estas con la naturaleza. De ahí se derivan todas las relaciones matemáticas fundamentales y los números más importantes como Fi (número áureo) y Pi.

Luego continua el movimiento a lo largo de la superficie de la primera esfera y se van creando nuevas esferas, que al igual que las dos primeras, se van entrecruzando, creando nuevos sonidos, nuevos colores…hasta que al llegar a la 7ª esfera se completa el primer ciclo y se forma la semilla de la vida.
Este patrón geométrico se repite hasta el infinito creando todo lo que existe. La naturaleza siguiendo este esquema hace una flor, una galaxia o la división celular del cigoto, la célula huevo fecundada, que formará un cuerpo humano.
Al continuar la semilla su expansión en una espiral infinita creando nuevas esferas, en la 3ª ronda de giros se completan las 19 esferas que conforman: la flor de la vida, por la forma que toma este patrón geométrico. Contiene las escalas musicales, los colores del espectro de la luz, los patrones de crecimiento de los tejidos vivos, cada esfera tiene la misma capacidad para desarrollarse que la primera. Cada esfera contiene al principio masculino y al femenino, la recta y la curva, contiene a los 5 sólidos platónicos, es decir, contiene a la matriz geométrica que formará todo lo que existe.

flor del vida
Estos son símbolos de la inseparable relación entre las partes y el todo, el principio de unidad para la geometría de todas las formas existentes, sin importar su diversidad.
Diseños y estructuras que existen en la naturaleza desde un átomo hasta una galaxia, pasando por todas las formas reconocibles de vida, todo sigue un patrón, un arquetipo geométrico, que nos revela la naturaleza de cada forma. La flor de la vida nos revela que todo está conectado, que es inseparable y que es unidad. Nos recuerda nuestra relacion con el todo y nos permite comprender la esencia y la estructura del universo y de nosotros mismos, como parte de el.

Entonces, el concepto del universo surgido de un punto, no es tan extravagante.
La teoría del Big Bang, lo último aceptado por la ciencia como origen de nuestro universo, dice que todos provenimos de un punto con un tamaño equivalente a la longitud de Planck (10-33, 10 elevado a la menos 33) millones de veces más pequeño que un átomo.

Todos los puntos surgidos del primer punto, son réplicas de este y están interconectados, todos contienen la capacidad de un universo en sí mismos, poseen toda la información.
La dinámica de esta geometría se llama Fractal.
Los fractales han sido inventados por el matemático Benoit Mandelbrot para describir la geometría de la naturaleza, cuyas formas complejas e irregulares escapan a la geometría clásica.
Una particularidad de los fractales, como ocurre con muchas formas de la naturaleza, es la repetición de formas similares a distintas escalas de observación. Así, una parte de una nube reproduce a la nube entera, y una roca recuerda las formas de la montaña. Una forma típicamente fractal es aquella de la coliflor, o del brócoli, cuyas partes son exactamente idénticas a la imagen del todo.

brócoli romanesco
Un fractal es un objeto que exhibe autosimilitud (recursividad, en términos matemáticos), a cualquier escala. Es decir, si nos fijamos en una porción cualquiera de un objeto fractal, notaremos que tal sección resulta ser una réplica a menor escala de la figura principal.
El Universo está hecho de fractales, desde las galaxias hasta las bacterias...incluso nuestras neuronas o el sistema circulatorio, y está hecho de niveles de organización sucesivas e imbricadas, como las muñecas rusas (mamushka) que una entra dentro de la otra, pero son iguales, las más pequeña es copia de la más grande.
Si bien es cierto que su "descubrimiento" matemático tuvo lugar en 1872, su representación es muy antigua. Ya en el Renacimiento se usaban patrones fractales en vitrales, arquitectura, pintura, etc.


Volvemos a la pregunta, ¿Cómo algo finito, sin dimensiones puede contener lo infinito?
Por empezar, los sistemas finitos, limitados y el infinito, son complementarios.
Para comprenderlo mejor veámoslo geométricamente.

Volvemos al círculo que contiene un triángulo (2D) o en 3D, podemos visualizar una esfera con un tetraedro en su interior. Como además el universo está polarizado: masculino, femenino, positivo, negativo, yang e yin, etc., le agregamos a la esfera otro triángulo igual, pero invertido, así, visto en 2D se forma una estrella de David, de 6 puntas, podríamos seguir subdividiéndo estos 2 triángulos que forman la estrella en triángulos cada vez más pequeños, sucesivamente hasta el infinito. Si hiciera un zoom sobre los niveles más pequeños, tendría una replica del original y podría seguir dividiendo en nuevos triángulos cada vez más pequeños infinitamente, es un hecho matemático, y sin haber salido de los límites de la esfera.
Porque se puede dividir hasta el infinito dentro de la circunferencia del círculo.

Este es un ejemplo de cómo lo infinito puede caber en un espacio finito, es decir, dentro de límites.
Esto significa que cada átomo, cada célula de nuestro cuerpo, tiene un potencial infinito en su interior y un conectividad infinita con todo lo demás.

Hasta podríamos afirmar que cada una de estas partículas es un diminuto agujero negro, ya que hay una cantidad infinita de partículas en él, que pueden ser divididas, eso significa que tiene una masa infinita, creando una singularidad.

Lo curioso es que generalmente cuando pensamos en infinito tratamos de imaginarlo afuera de nosotros, cuando en realidad nuestra naturaleza infinita esta en el interior, dentro de cada átomo, de cada célula. Además, en el exterior siempre nos topamos con los límites perceptúales de los sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto. Apenas nos alcanzan para crear una realidad dentro de un pequeño marco de referencia.

Otro dato interesante: los átomos son en un 99, 9999 % vacío. Esto nos puede dar una idea de la sustancia de la que estamos hechos.
Esta es la enseñanza de todos los maestros espirituales que desde la antigüedad enseñan que para encontrar nuestra esencia, nuestra naturaleza infinita hay que mirar hacia el interior de si mismo, mediante la meditación, la reflexión, el recogimiento.

Por eso debemos comenzar a cambiar de mentalidad y percibir la estructura de la realidad de otra manera. Esta es la clave para entender nuestra naturaleza y nuestro potencial.
Conocerse a si mismo, no es un movimiento hacia el exterior, por el contrario, el secreto esta dentro de cada uno.